Equipo Whiplash, 11 de abril de 2025

Diseño inclusivo: identidades visuales accesibles y diversas

El diseño inclusivo es un enfoque que elimina barreras de acceso y enriquece la experiencia de usuario reforzando el vínculo emocional con audiencias tradicionalmente desatendidas. Implica crear identidades visuales accesibles y representativas, desde paletas de colores adaptadas para personas con dificultades visuales hasta tipografías legibles para públicos diversos, pasando por estrategias de comunicación que reflejen la diversidad.

La inclusión se ha vuelto un valor imprescindible en nuestra sociedad, sobre todo de cara a las nuevas generaciones que se incorporan al mercado de consumo. Se trata de reconocer y respetar las diferencias individuales y colectivas, eliminando barreras físicas, sociales y culturales para que todas las personas – sin importar su origen, género, capacidades u orientación sexual – puedan disfrutar de las mismas oportunidades y participar activamente. Esta filosofía impulsa la equidad y celebra la diversidad, creando espacios y prácticas que sacan a relucir la riqueza que aporta cada individuo.

Para las marcas, el diseño inclusivo, que se centra en eliminar obstáculos y en mejorar la experiencia de usuario, resulta especialmente importante. Un reciente informe de ILUNION destaca que el diseño inclusivo consiste en conocer las necesidades de todos para que cualquier persona pueda acceder a los materiales sin requerir adaptaciones especiales, y afirma que este tipo de diseño crea experiencias equitativas que generan una conexión genuina con la audiencia.

Diseñar para la inclusión significa tener en cuenta que alrededor del 15% de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad, abarcando desde problemas visuales y auditivos hasta dificultades motoras y cognitivas. Ignorar estas realidades puede dejar fuera a millones de personas de la comunicación de una marca.

Además, nuestras sociedades son cada vez más diversas en cultura, género, edad y habilidades. Diseñar sin considerar esa diversidad puede terminar alienando a parte del público. Al contrario, un enfoque inclusivo demuestra el compromiso de la marca con todos sus usuarios y fortalece su alcance.

Paletas de color adaptadas para todos

El color es un elemento central de cualquier identidad visual, pero no todos percibimos los colores de la misma manera. Se estima que hay unos 300 millones de personas con daltonismo en el mundo, lo que equivale aproximadamente al 8% de los hombres y cerca del 0,5% de las mujeres. Para estas personas, ciertas combinaciones de colores son indistinguibles.

Un diseño inclusivo debe anticipar estas diferencias: por ejemplo, evitar depender de un único color para transmitir información importante (añadiendo contrastes de tono, texturas o formas alternativas). Las pautas de accesibilidad del W3C recomiendan, además, un contraste mínimo de 4.5:1 entre el texto y el fondo para garantizar legibilidad en pantalla. Esto significa que los colores de fuente y fondo deben tener suficiente diferencia de luminosidad para que el texto sea claramente visible, incluso para personas con baja visión o daltonismo.

Adoptar paletas accesibles no implica renunciar a la estética de la marca, sino elegir tonos con suficiente contraste y probar cómo se ven a través de simuladores de visión de color. Algunas empresas utilizan herramientas específicas para comprobar que sus logotipos y gráficos funcionan en modos de visión alterada.

No se trata de restringir la creatividad, sino de ampliar su eficacia: un esquema de color bien pensado permite que más personas aprecien la identidad visual. En última instancia, un color corporativo inclusivo comunica con claridad los valores de la marca a todos los ojos que lo miren.

Tipografías legibles e inclusivas

La tipografía es otro pilar del diseño inclusivo. Una elección de fuente inadecuada puede dificultar la lectura a personas con visión reducida o con dificultades como la dislexia. Estudios señalan que ciertas fuentes estándares –como Tahoma, Calibri, Helvetica, Arial, Verdana o Times New Roman– son consideradas de las más accesibles en la web por su alta legibilidad.

La legibilidad tipográfica cobra especial relevancia en un mundo donde consumimos contenido en pantallas pequeñas. Un ejemplo emblemático es el de la BBC, que decidió crear su propia tipografía inclusiva llamada BBC Reith. La motivación fue que sus fuentes tradicionales (como Helvetica o Gill Sans) no funcionaban bien en entornos digitales modernos.

En el desarrollo de Reith, la BBC realizó pruebas con grupos de usuarios de diversas edades y habilidades, incluyendo personas con dislexia y discapacidad visual, comparando su desempeño con el de otras fuentes. El resultado fue una familia tipográfica optimizada para maximizar la legibilidad en diferentes tamaños de pantalla y contextos, superando en claridad a las fuentes anteriores.

Además, incluir tamaños de fuente adecuados, buen interlineado y suficiente espacio entre caracteres (kerning) son prácticas complementarias que favorecen a lectores mayores, personas con baja visión o cualquier usuario leyendo en condiciones subóptimas.

Comunicación visual inclusiva y representativa

Un diseño verdaderamente inclusivo va más allá de colores y letras: abarca la manera en que nos comunicamos visualmente y el contenido que elegimos para representar a la marca.

Es importante recordar que la comunicación debe ser accesible en su formato. Por ejemplo, una campaña en video debería incluir subtítulos o interpretación en lengua de señas para espectadores sordos, y todo material gráfico digital debe llevar texto alternativo descriptivo para usuarios ciegos que emplean lectores de pantalla, de acuerdo con el citado informe de ILUNION.

Estas adiciones aseguran que nadie se quede sin entender el mensaje por una discapacidad sensorial. Del mismo modo, es importante usar un lenguaje claro en los textos, evitando jerga innecesaria, para que personas con distintas capacidades cognitivas o idiomas nativos distintos puedan seguir el contenido sin dificultad.

Incluir diversas perspectivas también atañe al lenguaje de marca. Practicar un lenguaje inclusivo significa usar términos que respeten cómo las personas se autodenominan, sin recurrir a expresiones discriminatorias o anticuadas. Guías editoriales modernas enfatizan que el lenguaje inclusivo “nos ayuda a entender y ser entendidos; demuestra que escuchamos y nos importa; y contribuye a generar confianza”.

En español, esto supone retos adicionales por el género gramatical, pero se pueden buscar fórmulas neutras (“la persona usuaria” en lugar de “el usuario”) que hagan sentir a todos identificados en la comunicación.

Marcas que abrazan el diseño inclusivo

Muchas marcas líderes han demostrado que la inclusión en el diseño no solo es posible, sino beneficiosa. Un caso ilustrativo es el de Coca-Cola, que adaptó su famosa campaña de botellas con nombre propio para incluir a personas ciegas. En México y Argentina lanzaron ediciones de latas y botellas impresas en braille, de forma que los consumidores con discapacidad visual pudieran leer los nombres en el envase.

Otro ejemplo destacado es Fenty Beauty, la marca de cosméticos fundada por Rihanna, que desde su lanzamiento en 2017 ofreció 40 tonos de base de maquillaje para abarcar prácticamente todos los matices de piel. La apuesta por la diversidad fue un éxito rotundo: la compañía facturó 100 millones de dólares en sus primeras 40 días y fue reconocida por atender a mujeres que durante mucho tiempo se habían sentido “tratadas como si no existieran” por la industria de la belleza.

Incluir es sumar

En cada uno de estos casos, la inclusión potenció la imagen de marca. Lejos de diluir la identidad corporativa, la fortaleció, asociándola con valores de empatía, innovación y respeto.

Así, implementar un diseño centrado en la inclusión y la diversidad no es simplemente cumplir con una lista de requisitos técnicos, es adoptar una filosofía de diseño donde cada detalle cuenta para abrir puertas en lugar de cerrarlas.

Desde el color del logotipo hasta la fuente de un eslogan y las imágenes de una campaña, cada elemento puede ser evaluado bajo la lupa de la inclusión. El resultado son identidades visuales más acogedoras, accesibles y representativas del mundo en que vivimos. En la práctica, esto se traduce en marcas más fuertes capaces de comunicarse eficazmente con públicos heterogéneos.

Como se ha visto, el diseño inclusivo beneficia a todos al crear experiencias de marca más ricas, empáticas y humanas. En definitiva, diseñar de forma inclusiva es diseñar con visión de futuro.

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