Equipo Whiplash 22 de septiembre de 2023

Cómo alinear a la organización en torno al propósito

En el contexto de un ecosistema empresarial en constante evolución, alinear toda la organización en torno a su propósito se ha vuelto esencial para construir una identidad de marca sólida y atractiva.

En un entorno cambiante y saturado de oferta, ya no se basta con tener un buen producto o servicio; es necesario construir una identidad de marca sólida con la que los clientes se identifiquen. Una de las claves para lograr esto es alinear a toda la organización en torno al propósito, al porqué de la empresa, y que éste se refleje en el producto, las personas y la comunicación de la empresa.

El poder del propósito

El propósito de una empresa va más allá de simplemente ganar dinero. Es la razón fundamental por la que la empresa existe y lo que la impulsa a hacer lo que hace. Un propósito bien definido puede inspirar a los empleados, atraer a clientes leales y diferenciar a la empresa de la competencia.

Alinear a toda la organización en torno a un propósito único es esencial porque garantiza que todas las acciones y decisiones de la empresa estén en sintonía con su identidad y valores fundamentales. Estos son algunos de los pasos necesarios para lograrlo:

Definir un propósito claro y auténtico

El primer paso es definir un propósito que sea auténtico y que realmente refleje la razón de ser de la empresa. Esta razón de ser de la organización debe ser más que una simple declaración de misión o de principios en el papel; debe ser algo en lo que la empresa realmente crea y esté dispuesta a respaldar con acciones concretas.

Comunicarlo a todos los niveles

Una vez que el propósito esté definido, es fundamental comunicarlo a todos los niveles de la organización. Desde el CEO hasta los nuevos trabajadores que se incorporan a la plantilla, todos deben comprenderlo y adoptarlo como suyo. La comunicación constante y consistente es clave para lograrlo.

Integrarlo en la cultura empresarial

El propósito debe convertirse en parte integral de la cultura empresarial. Esto significa que debe influir en la toma de decisiones, en las políticas internas y en la forma en que se tratan a los empleados y clientes. Cuando el propósito está arraigado en la cultura, se vuelve mucho más poderoso.

Reflejarlo en el producto o servicio

El producto o servicio de la empresa debe reflejar el propósito. Esto no solo implica la calidad y el valor del producto, sino también cómo se fabrica o se presta el servicio. Los clientes deben sentir que, al elegir tu marca, están respaldando un propósito que valoran. Dove, por ejemplo, tiene como propósito «hacer que todas las mujeres se sientan hermosas». Así, la marca ha alineado su propósito en su publicidad y productos, desafiando los estándares de belleza convencionales y abogando por la diversidad.

Transmitirlo a los empleados

Los empleados son embajadores de la marca y deben estar capacitados para comprender y comunicar el propósito de la empresa. Esto implica la formación en habilidades de atención al cliente y también en la comprensión del impacto que la empresa tiene en la comunidad y el mundo.

Comunicarlo de manera coherente y auténtica al público

La comunicación externa de la empresa ya sea a través de sus canales ad hoc, como su sitio web o perfiles en redes sociales, o a través de campañas de publicidad y relaciones públicas, debe reflejar de manera coherente, consistente y auténtica la razón de ser de la empresa. Esto fortalecerá la conexión con los clientes y construirá una imagen de marca sólida.

Todo esto nos lleva a que cuando el propósito se refleja en el producto, las personas de la organización y en su comunicación, se crea una marca sólida y auténtica que atrae a clientes leales y destaca frente a la competencia. No se trata solo de lo que vendes, sino de por qué lo haces. El propósito es el corazón de la marca y debe latir en cada espacio de la organización.

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