Equipo Whiplash, 31 de octubre de 2025
¿Cómo conecta tu marca con la Generación Z?
La Generación Z ha irrumpido como un público exigente, informado y profundamente crítico con las marcas. Comprender cómo establecer vínculos reales con ellos es ya una prioridad estratégica para las empresas que buscan relevancia y sostenibilidad en el tiempo.
Nacidos entre mediados de los noventa y principios de los dos mil, los miembros de la Generación Z han crecido en un contexto marcado por la crisis económica, la digitalización acelerada y la emergencia climática. Este entorno ha configurado un perfil de consumidores que no se conforman con el discurso corporativo: esperan coherencia y transparencia.
Según un informe de Deloitte, el 75% de los jóvenes de esta generación cree que las empresas tienen la responsabilidad de abordar problemas sociales y medioambientales de manera activa. Su relación con las marcas no es transaccional, sino ideológica: compran a aquellas que representan valores con los que se identifican.
Autenticidad como punto de partida
El término autenticidad se ha convertido en el gran marcador de relevancia para esta generación. La Generación Z se mueve con soltura en entornos donde la comunicación es inmediata y donde la incongruencia se detecta con rapidez. No basta con lanzar campañas con mensajes inclusivos o sostenibles: esas promesas deben estar respaldadas por hechos.
Un estudio de McKinsey identificó que el 63% de los consumidores de esta generación considera la autenticidad como el principal atributo que buscan en una marca. Eso explica por qué proyectos independientes, más pequeños y con narrativas personales, logran captar su atención frente a gigantes consolidados que carecen de credibilidad en sus acciones.
Lenguajes y formatos propios
Conectar con la Generación Z exige entender sus lenguajes culturales. Redes como TikTok, Instagram o Twitch son sus principales espacios de interacción, donde el contenido breve, visual y participativo marca la pauta. Aquí, los códigos no se parecen a los de la publicidad tradicional: el humor, los memes, la estética DIY o el “detrás de cámaras” tienen más impacto que un spot perfectamente producido.
Marcas como Ryanair han sabido adaptarse a este contexto, utilizando TikTok con un tono desenfadado y autocrítico que rompe con la formalidad habitual de la comunicación corporativa. Lejos de perder autoridad, han ganado notoriedad al aceptar las reglas del juego de esta audiencia.
Participación y co-creación
Si algo define a la Generación Z es su voluntad de ser parte activa de la conversación. No quieren limitarse a recibir mensajes: esperan poder participar, interactuar y co-crear con las marcas. Esto se traduce en la popularidad de dinámicas como los challenges, los contenidos generados por usuarios o las colaboraciones con microcomunidades digitales.
La marca de moda Depop, por ejemplo, ha crecido gracias a un modelo en el que los propios usuarios son quienes generan el contenido y las tendencias, reforzando una cultura de circularidad y consumo responsable que encaja con los valores de esta generación.
De la narrativa a la acción
Conectar con la Generación Z no significa adoptar un tono juvenil ni disfrazarse de lo que no se es. Significa actuar con coherencia y demostrar con hechos lo que se comunica. El compromiso medioambiental, la diversidad, la salud mental o la justicia social no son temas accesorios: forman parte de las prioridades vitales de este grupo.
Por ello, las marcas que quieran ser relevantes deben moverse del storytelling al storydoing: no basta con contar lo que hacen, deben demostrarlo. Solo así lograrán construir una relación duradera con una generación que, más que consumidores, se percibe a sí misma como agente de cambio.
 
				 
															

