Equipo Whiplash, 17 de octubre de 2025
Employer branding: la marca también se construye desde dentro
Una marca no es solo lo que proyecta hacia fuera, sino también lo que representa para quienes la construyen desde dentro. En un contexto donde atraer y retener talento es tan importante como captar clientes, el employer branding se consolida como un pilar estratégico.
Los profesionales cualificados, especialmente entre las generaciones más jóvenes, ya no se guían únicamente por el salario o la estabilidad. Buscan formar parte de organizaciones con las que compartan valores, propósito y cultura. Según el informe Workforce Hopes and Fears 2023 de PwC, el 75% de los empleados considera importante que su trabajo tenga un impacto significativo, y el 82% quiere que sus empleadores actúen con transparencia en temas sociales y medioambientales
Este cambio en las expectativas laborales ha obligado a las empresas a mirarse hacia dentro. Ya no basta con comunicar bien la propuesta de valor al cliente: también hay que construir una propuesta coherente para el empleado. Y aquí es donde entra en juego el employer branding, entendido como la gestión estratégica de la marca desde la perspectiva del talento.
La marca empleadora como activo de negocio
El employer branding no es un recurso de recursos humanos ni una moda pasajera de comunicación interna. Es una herramienta de posicionamiento con impacto directo en la competitividad de la empresa. Una marca empleadora fuerte atrae perfiles más valiosos, reduce la rotación y mejora el clima laboral.
Empresas como Heineken, por ejemplo, han desarrollado campañas globales centradas en mostrar su cultura desde dentro. Su serie de vídeos Go Places, lanzada en 2016 y actualizada en 2019, es una muestra de cómo se puede comunicar autenticidad, diversidad y sentido del humor sin caer en la autopromoción vacía.
Pero más allá de la forma, lo relevante es el fondo: el employer branding exige coherencia. No se trata de construir un discurso atractivo, sino de reflejar fielmente lo que ocurre dentro de la organización. La reputación como empleador se construye desde la experiencia real de quienes ya forman parte del equipo.
De la cultura interna a la percepción externa
Una marca se fortalece cuando existe una alineación entre lo que comunica al mercado y lo que viven sus empleados. Cuando esa coherencia se rompe, también lo hace la credibilidad. Por eso, las empresas que invierten en cultura organizativa, bienestar laboral y liderazgo inclusivo no solo mejoran su marca empleadora, sino también su posicionamiento general.
LinkedIn, que publica anualmente su lista Top Companies basada en el comportamiento de sus usuarios y en indicadores como crecimiento profesional o estabilidad, muestra cómo las organizaciones más deseadas suelen coincidir con las mejor valoradas por sus propios equipos.
Esta interdependencia entre cultura interna y reputación externa convierte al employer branding en un puente esencial entre talento y negocio. No es un mensaje que se lanza desde el departamento de comunicación, sino una experiencia que se vive en el día a día.
Del manual a la acción: construir desde la autenticidad
Un error común es pensar que el employer branding se limita a un manual de marca adaptado al talento. En realidad, implica revisar políticas, liderazgos, espacios de trabajo y formas de reconocimiento. Implica escuchar activamente, detectar fricciones y actuar sobre ellas.
En palabras de Brett Minchington, experto en employer branding: “Una marca empleadora fuerte no se crea en una campaña, se construye a lo largo del tiempo mediante comportamientos consistentes”.
Esto obliga a las organizaciones a ser autocríticas y honestas. A reconocer que el verdadero branding interno no lo hacen las palabras, sino las decisiones: desde quién asciende, hasta cómo se gestiona la diversidad o se cuidan los tiempos de desconexión.