Equipo Whiplash, 3 de febrero de 2023

Una cuestión de experiencia

Para las organizaciones, los clientes no solo son externos. Los empleados son clientes internos a quienes hay que cuidar. La gestión adecuada de la llamada employee experience, es decir, de lo que experimentan y lo que perciben en su lugar de trabajo, es esencial para retener el talento.

Para captar y retener el mejor talento las organizaciones cuentan con diversas herramientas, entre ellas el employer branding y lo que se conoce como employee experience (EX), o experiencia del empleado. Si bien ambas están vinculadas no son lo mismo.

El employer branding se centra en el esfuerzo consciente que hace la empresa para posicionarse a su marca como un buen empleador.  La clave está en realizar acciones que influyan poderosa y positivamente en la percepción de la marca tanto de sus potenciales candidatos como de los actuales empleados.

Así, una estrategia acertada de employer branding, debe atender las expectativas tanto de los potenciales empleados como de los actuales. Esto permitirá al departamento de recursos humanos no solo obtener los mejores perfiles a la hora de llenar una vacante, sino retener al mejor talento.

La experiencia importa

La consecución de este último objetivo pasa por gestionar adecuadamente la experiencia del empleado, es decir, lo que experimenta y vive en su lugar de trabajo.

No olvidemos que la mejor publicidad para una marca es aquella que hacen sus usuarios. En este caso los empleados. Son ellos quienes, a través de sus opiniones sobre qué y cómo se sienten en la empresa, ayudarán de manera indirecta a atraer otros perfiles atractivos para la marca empleadora.

Por ello debe haber consistencia entre lo que predica la empresa en su estrategia de employer branding, es decir lo que ofrece, y lo que realmente encuentran o experimentan los empleados al trabajar para una empresa.

Si existe una desconexión entre la propuesta de valor que la empresa ofrece a sus potenciales candidatos y lo que estos perciben una vez comienzan a prestar sus servicios a la organización, sin duda, habrá problemas.

Equilibrio entre expectativas y experiencias

De acuerdo con la revista Harvard Business Review, el 80% de los empleados que se van voluntariamente de una empresa lo hace porque ha tenido una mala experiencia. Bien con sus superiores, con la organización del trabajo, con el propio espacio de trabajo, con la cultura de la organización o con sus valores.

Para convertirse en embajadores de su marca, los trabajadores deben sentirse satisfechos y orgullosos de trabajar para esa organización. Si no es así, difícilmente podrán decir que han tenido una buena experiencia. Como consecuencia, no valorarán como positivo su paso por la empresa, influyendo negativamente en la percepción de marca empleadora.

Encontrar el equilibro para alinear las expectativas de los candidatos y su experiencia real en el lugar de trabajo es la clave. Para ello es necesario tener muy claro qué es lo que quieren los candidatos de su lugar de trabajo y luego poner manos a la obra para que sus expectativas se cumplan.

Mensajes y experiencias alineadas

Alinear los mensajes de la estrategia de employer branding con la experiencia in situ de los empleados requerirá esfuerzo y un conocimiento profundo de la organización, su propósito, su cultura y sus valores.

Además de una planificación exhaustiva de los mensajes, el estilo, el tono de voz, la narrativa y las acciones que se realizan de forma continuada durante los procesos de contratación.

Es importante establecer expectativas realistas de lo que es trabajar para la organización y de cómo es el día a día, para evitar defraudar a quienes inician su paso por la organización, generándoles así una mala experiencia.

Por último, es necesario acompañar al empleado durante el tiempo inicial, procurando que su experiencia en el lugar de trabajo sea lo más cercana a la expectativa que se había hecho de formar parte de la organización.

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